domingo, 11 de agosto de 2013

SOLDADOS O ROBOTS EN LAS FFAA? (POR FERNANDO SIBILIO)


Anticipamos que la obediencia acrítica del Congreso, junto a la justificación cerrada que tiene la nueva Ley Orgánica de las Fuerzas Armadas, conllevara abusos y arbitrariedades repugnantes por parte de las autoridades, bajo la coartada de la obediencia debida a la Ley.

Veremos gobernar a la Policía y a las Fuerzas Armadas mediante el temor y la sumisión a los superiores.  De la misma manera, en que Diputados y Senadores sacrificaron su voluntad, su inteligencia y su responsabilidad democrática por obedecer a sus superiores.  Es que quien rompe la uniformidad ideológica es imprudente y malvado.

Conocimos este voto de obediencia y dependencia ideológica de las Fuerzas Armadas, en la investigación del pasaporte diplomático que le fuera incautado al Señor Ziad Takieddine, por las autoridades francesas.  Reconocido por la cancillería dominicana como un machete, “Falseado”, pero que, según la agencia EFE, fue emitido en el 2013 y expiraba en el 2017, para el Ministro, jefe de la investigación, “Ni existía el pasaporte ni existí el General”.

Caben pocas dudas de que transitamos por una riesgosa abyección y degradación institucional de los poderes públicos. Púes es innegable que, los Diputados, los Senadores, los Jueces de las altas cortes y los ejecutivos de los poderes constituidos están conscientes de su sumisión política.  Sin embargo, se convierten en cómplices y soportes de esta atrofia democrática.
Crean estos nuevos amos legales para perpetuar la miseria personal y profesional de nuestros soldados y policías, sin reparar en la servidumbre voluntaria y colaboracionista del Congreso.  Así pretende el sistema político disponer de la vida democrática y política de los dominicanos, y transformarlos en seres pacientes, que solo obedecen y deben estar por debajo de la realidad, sin que se atrevan siquiera a imaginar su realidad ciudadana.

Estamos frente a poderes públicos adictos y dependientes, que se apegan patológicamente a la doctrina y conveniencia política de sus amos.  Hablamos de adicción como el concepto legal que, anteriormente, otorgaba poder para disponer del cuerpo ajeno en pago a una deuda.  Aquí la deuda es política con el partido que le lleva al cargo.

Conocemos grandes trastornos en la personalidad por adicciones y dependencias de políticos, militares, policías, que les han llevado a la sumisión y al encanallamiento; sobran los ejemplos en los escándalos nacionales e internacionales de dos Senadores, en el caso del Ministerio Público y la judicatura, con Generales Militares y Policiales y hasta con alcaldes.

Pasan estos trastornos de dependencia y sumisión política como adhesiones a la persona del Presidente, más, ahora que tienen otro, urgen del apoyo y de su cuidado, por el miedo a la separación partidaria.  Porque necesitan reafirmar su condición de sumisión, sin levantar dudas de que pudieran mostrar algún desacuerdo con los lineamientos colectivos de sus amos.

Demuestran los poderes públicos que les falta autonomía constitucional, que son incapaces de tomar decisiones y de asumir sus responsabilidades en la solución de las demandas nacionales.  Que pretenden con esta Ley Orgánica de las Fuerzas Armadas convertir en súbditos del sistema político a los ciudadanos, a los soldados y a los policías.

Avisamos que las Fuerzas Armadas y la Policía son poderes constituidos, por su carácter, por su propiedad y por su organización constitucional.  Que por los excesos procesales del Congreso en estas “Modificaciones legales” se abren dos trincheras: La resistencia y la rebeldía.  La primera pudiera dificultar los pasos groseros de las acciones injustas dentro de estas instituciones. Pero, la segunda, caminaría más allá, traería enfrentamientos, con carácter y resolución, contra las órdenes y acciones desaforadas que perseguirían los frenos, equilibrios y controles democráticos sobre las intervenciones de este sistema político.

Evitemos que estas figuras, hijas de la sumisión, desaten riesgos democráticos similares a los que hoy se observan en Egipto, Túnez y Siria.

Santo Domingo, D. N.
11 de Agosto, 2013.-

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