domingo, 12 de febrero de 2017

EL PESO DOMINICANO SIN SALVAVIDAS (POR FERNANDO SIBILIO)


Navegará el Peso Dominicano por un mar endiablado, surcando escolleras financieras, témpanos fiscales y carámbanos monetarios enormes. Necesitará la economía de fuertes ajustes, dado el desequilibrio fiscal, la baja en las recaudaciones y la expansión desenfrenada del endeudamiento público y privado, agravados por el aumento de la tasa de interés en los Estados Unidos de América.

Será urgente discutir y pactar un orden fiscal que permita atenuar, el aumento del costo del dinero y la depreciación del Peso Dominicano, pues el dólar será más atractivo para los inversionistas.  Nuestra deuda demandará más pesos para financiarse, pues las tasas de interés interna tendrán que subir, para evitar que quien quiera depositar lo haga en peso, frente a los aumentos de las tasas de interés en dólares.

Jugaremos con un equipo juvenil contra uno de las grandes ligas, que es el dueño de la casa, del dinero, de la deuda y de los mercados de capitales, por lo cual al chocar estamos obligados a evitar el choque frontal.  Sobrevivir es el gran reto, será nuestra meta política más importante, si es que deseamos garantizar el bienestar,  seguir vinculados a los mercados y ampliar las posibilidades de los agentes económicos, de la sociedad y de las familias dominicanas.

Insistir en esta locura fiscal, apalancada en caprichos tributarios y arancelarios, como el cobro anticipado del ITBIS, a las materias primas, con el fin de seguir tapando goteras fiscales.  Cobrando un anticipo tributario por la sospecha de tener ganancias al expedir una factura y lastrando las posibilidades de exportación, por la falta de apoyos y de incentivos fiscales, con productos como el café y el cacao, que en lugar de exportar estamos importando más de 50% para el consumo interno.

Transferir US$100 Millones de dólares, del presupuesto, para engordar la aventura de Punta Catalina, después de emitir bonos, por más de US$600 Millones y expolear a las familias dominicanas y a toda la sociedad, con el cobro de facturas eléctricas y precios abusivos de los combustibles, irrespetando las leyes del mercado eléctrico y de hidrocarburos, es una barbaridad fiscal.

Servirá este esquema monetario, fiscal y financiero para hundir, talvez sin remedios, al Peso Dominicano, en una situación peor a la del año 2003, con la quiebra de tres bancos.  Es incompatible reajustar un presupuesto por el desborde del gasto, con lo que la política debe hacer frente a un riesgo inminente, como el que se ve venir sobre la economía dominicana.  Nadie sabe dónde están los parachoques, y solo podemos desde esta hoja advertir a la sociedad y a las familias del enorme peligro que atraviesan las posibilidades del peso, frente al dólar.

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