domingo, 12 de febrero de 2017

PERCIVAL OTRO FRACASO DE LA INTELIGENCIA (POR FERNANDO SIBILIO)


Quiere la política justificar sus errores penales y la familia glorificar sus inconductas morales, éticas y políticas.  Decimos que ambos pierden de vista la incongruencia lógica, entre el ser y el deber.  Querer demostrar la desobediencia al llamado a entregarse, como justificación para quitarle la vida a un perseguido, es una barbaridad de la policía.

Cometer una injusticia para reivindicar lo justo, asesinando guardianes, hiriendo civiles y poniendo en riesgo la vida de personas, por igual los bienes ajenos, en lugar de apoyos, debería provocar el repudio de sus propias familias y de la sociedad.  Nadie puede convertirse en justiciero, ni en adalid de las reivindicaciones sociales, destruyendo o manipulando el orden social y moral de una Nación.

Piensan la policía y los allegados al Señor Percival, que los vicios privados de los mandos policiales y del “Movimiento político”, al cual pertenece la persona fallecida, sin virtudes públicas.  La sociedad crea un orden de justicia, porque nadie por su propia iniciativa puede aplicar justicia, pues justicia, más que la aplicación de un código, es crear valores nobles de convivencias, cosa que ni crea la policía ni el fallecido, con sus acciones.

Están muy claras las intenciones de la Policía Nacional y la de los grupos que apoyan esta barbarie.  Se afanan y faenan en eliminar evidencias.  Indicios mayores a los anuncios de la policía, demostrar una baja dentro de un vehículo, sin un hilo de sangre, ni en el cuerpo, ni salpicada en los pliegues del vehículo.  Peor en quienes defienden esta aberración, cuando aparece mucho dinero dentro de una caja de ron, pero también para comprar otro vehículo, en cientos de miles de pesos sin probar su justificación.


Usar medios indecentes para alcanzar metas policiales y penales, por parte de la policía, como la calumnia, la traición, la deslealtad democrática, y romper todas las posibilidades de conciliación con la sociedad, con los ciudadanos y con el sistema penal de justicia, al que está obligada la policía, es la peor demostración de que, tanto el orden público, como el orden social están rotos, en la República Dominicana.

Remendar o poner parches a esta realidad sería otra inconsecuencia, como quieren la policía y los allegados al difunto.  Destaparse con la desiderata de los próximos asaltos y los planes desestabilizadores con el descaro que lo hace el jefe de la policía, al igual que lo hace el exgeneral Percival, al decir, que dará declaraciones que estremecerán el país, es jugar a la brutalidad del miedo y del duelo, en ambos casos.  Pues el gran estremecimiento y la conspiración es haber permitido, que el perseguido volviera al ataque ni policías, ni parientes hicieron nada evitarlo.


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