Pierde de vista la opinión
pública que el Gobierno del Presidente Medina, nace dentro de un centro de
conciencia organizacional y de actividad de fuerzas políticas. Que, por tanto, este es un gabinete inicial a
la espera de un temperamento, de una historia y de una cultura, dentro de unos
objetivos estratégicos.
Entender que el nuevo
Gobierno es el resultado de una hibridación política y de una cultura
leonelista, sería de vital importancia, si es que, acaso, deseamos descubrir la
idea que el Presidente Medina tiene de sí mismo, de su identidad con el
discurso de toma de posesión, de su estatus dentro del campo de fuerzas en el
Partido de Gobierno, de su persona como ente histórico y la idea que él tiene
sobre su capacidad para afrontar los problemas.
Sabemos lo pesado e
incomprensible que resulta, para muchos sectores sociales, aceptar la constitución
del nuevo gabinete, más sería una ingenuidad soslayar la influencia del
leonelismo en el Comité Político, en el Comité Central de su partido, en el
Congreso, en las Fuerzas Armadas y en los Poderes Constituidos, como la
Iglesia.
Conciliar todas estas
fuerzas conlleva una objetivación de las culturas de su misión de estos
organismos y sistemas de poder, a fin de obtener y mantener unos niveles
mínimas de independencia y equilibrio gubernamental.
Desaparece, asimismo, el
paso lógico entre el ser y el deber democrático y ético del nuevo
gobierno. En virtud de que debe dar
respuesta al dilema político, entre la suma cero y la suma variable. Es de los resultados de esta relación
aritmética, desde donde colgará el presente político, del Presidente
Medina. De esa suma cero, si Danilo gana
Leonel pierde o, de la suma variable, si los dos salen ganadores, como los
podemos ver en la estructura del gabinete.
Estamos, y es saludable
entenderlo, frente a un nuevo modelo de poder político y social, el cual
persigue un esquema de legitimación triple: El Presidente Medina, el Presidente
Fernández y la Vicepresidenta Cedeño de Fernández. Aunque el apoderamiento –dar poderes- depende
del Presidente Medina. Aquí las
posiciones de poder son intercambiables y móviles, de acuerdo con la coyuntura.
Tomen nota con el veto a la Ley de Salarios.
Veremos, para explicarlo
gráficamente, al Presidente Medina en un juego de Licey y Aguilas y los esposos
Fernández–Cedeño, en un concierto del Lápiz Consciente y del Caballo
Ventura. Será interesante ver, si
permanecen conectados, cuando los medios del Presidente Medina se correspondan
con fines distintos a los de la pareja Fernández-Cedeño.
Tiene el Presidente Medina
cuatro demandas políticas urgentes, dentro del campo de fuerzas gravitacionales
de su Gobierno: Conservar el equilibrio democrático básico, decidir con inteligencia
activa las sumas de poder, controlar la disponibilidad de movimiento de las
fuerzas de poder y gobernar el campo de empoderamiento del Presidente Fernández
y de la Doctora Cedeño.
Precede al gobierno de
Medina la vejez y las costumbres de los Gobiernos del Presidente Fernández, en
los cuales muchos disparates han sido legitimados por las costumbres. Ese será el reto político intransferible del
nuevo gobierno, controlar el campo de convivencia política y familiar de los Fernández Cedeño.
Sería tranquilizador para la
sociedad si el Presidente Medina hace compatible la autonomía de los Fernández
Cedeño con los objetivos estratégicos de su gobierno, porque, si el Presidente pierde
el control de la autoridad, la libertad desaparecería, y estallarían los
resortes morales de la nación.
Santo Domingo, D. N.
20 de Agosto, 2012.-
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