lunes, 20 de agosto de 2012

EL GABINETE Y LA OPINION PUBLICA (POR FERNANDO SIBILIO)

Pierde de vista la opinión pública que el Gobierno del Presidente Medina, nace dentro de un centro de conciencia organizacional y de actividad de fuerzas políticas.  Que, por tanto, este es un gabinete inicial a la espera de un temperamento, de una historia y de una cultura, dentro de unos objetivos estratégicos.

Entender que el nuevo Gobierno es el resultado de una hibridación política y de una cultura leonelista, sería de vital importancia, si es que, acaso, deseamos descubrir la idea que el Presidente Medina tiene de sí mismo, de su identidad con el discurso de toma de posesión, de su estatus dentro del campo de fuerzas en el Partido de Gobierno, de su persona como ente histórico y la idea que él tiene sobre su capacidad para afrontar los problemas.

Sabemos lo pesado e incomprensible que resulta, para muchos sectores sociales, aceptar la constitución del nuevo gabinete, más sería una ingenuidad soslayar la influencia del leonelismo en el Comité Político, en el Comité Central de su partido, en el Congreso, en las Fuerzas Armadas y en los Poderes Constituidos, como la Iglesia.

Conciliar todas estas fuerzas conlleva una objetivación de las culturas de su misión de estos organismos y sistemas de poder, a fin de obtener y mantener unos niveles mínimas de independencia y equilibrio gubernamental.

Desaparece, asimismo, el paso lógico entre el ser y el deber democrático y ético del nuevo gobierno.  En virtud de que debe dar respuesta al dilema político, entre la suma cero y la suma variable.  Es de los resultados de esta relación aritmética, desde donde colgará el presente político, del Presidente Medina.  De esa suma cero, si Danilo gana Leonel pierde o, de la suma variable, si los dos salen ganadores, como los podemos ver en la estructura del gabinete.

Estamos, y es saludable entenderlo, frente a un nuevo modelo de poder político y social, el cual persigue un esquema de legitimación triple: El Presidente Medina, el Presidente Fernández y la Vicepresidenta Cedeño de Fernández.  Aunque el apoderamiento –dar poderes- depende del Presidente Medina.  Aquí las posiciones de poder son intercambiables y móviles, de acuerdo con la coyuntura. Tomen nota con el veto a la Ley de Salarios.

Veremos, para explicarlo gráficamente, al Presidente Medina en un juego de Licey y Aguilas y los esposos Fernández–Cedeño, en un concierto del Lápiz Consciente y del Caballo Ventura.  Será interesante ver, si permanecen conectados, cuando los medios del Presidente Medina se correspondan con fines distintos a los de la pareja Fernández-Cedeño.

Tiene el Presidente Medina cuatro demandas políticas urgentes, dentro del campo de fuerzas gravitacionales de su Gobierno: Conservar el equilibrio democrático básico, decidir con inteligencia activa las sumas de poder, controlar la disponibilidad de movimiento de las fuerzas de poder y gobernar el campo de empoderamiento del Presidente Fernández y de la Doctora Cedeño.

Precede al gobierno de Medina la vejez y las costumbres de los Gobiernos del Presidente Fernández, en los cuales muchos disparates han sido legitimados por las costumbres.  Ese será el reto político intransferible del nuevo gobierno, controlar el campo de convivencia política  y familiar de los Fernández Cedeño.

Sería tranquilizador para la sociedad si el Presidente Medina hace compatible la autonomía de los Fernández Cedeño con los objetivos estratégicos de su gobierno, porque, si el Presidente pierde el control de la autoridad, la libertad desaparecería, y estallarían los resortes morales de la nación.




Santo Domingo, D. N.

20 de Agosto, 2012.- 

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