Cunde en la nación un
sentimiento perezoso sobre la economía, ahora que dialogaremos las mismas
causas y las mismas razones, de las nueve movidas de impuestos y aranceles
aplicadas desde el año 2000.
Dialogarán, sin razonar,
sobre el mismo guión y el mismo drama fiscal, con nuevas caricaturas este viejo
reparto. Usarán el mismo escenario y el
mismo moderador, como siempre, sin la reciprocidad de quienes han de pagar los
vicios, los impuestos, los aranceles y los ajustes fiscales, en los precios de
los bienes y servicios.
Pagaremos más, sin un plan
fiscal cuyas metas estén consensuadas, sin medidas de contingencias para
afrontar los riesgos y las flexibilidades sociales y sin una hipótesis
económica, industrial y comercial sobre el calado y alcance de este
estremecimiento económico.
Legislará el Congreso nuevas
cargas mientras excusa a las mineras de pagar impuestos justos, al mismo
tiempo, exime a las empresas portuarias, a las aeroportuarias y a las
eléctricas, por pagar impuestos sobre sus jugadas y apuestas accionarias, y
cuando permanecen en la oscuridad los impuestos y aranceles del comercio con
Haití.
Dirán que cumpliremos las
pautas de la Estrategia Nacional de Desarrollo, sin cerrar las grietas por las
cuales se cuelan las estafas fiscales del defectuoso esquema de financiación
estatal, que permite la oscuridad de nuestras deudas con Venezuela y Brasil,
los déficit estructurales de cada año, el doble déficit del Banco Central, el
lujurioso inventario de deudas y de concesiones defectuosas.
Cambiaba, Rossini, la opera
por la repostería, y Rimbaud la poesía por le tráfico de armas, asqueados,
ambos, por la política. Tal vez el mismo asco sentimos hoy por esta
convocatoria a “Pacto Fiscal”.
Están invitados al festín
los títeres populares que caracterizan a los importadores, a los gaseros y
mercaderes de combustibles, a los embutidores, a los usureros financieros, a
los especuladores de la salud, a quienes encarecen los servicios educativos, a
los generadores eléctricos y a los monopólicos servicios telefónicos. ¿Qué pasará con las vidas del 54% que gana
sueldos por debajo de los RD$10,000 pesos? ¿Cuál será el presente 56% con
trabajos informales?.
Olvidarán, las marionetas,
los más de RD$2,300 millones de millones de pesos, gastados en los últimos
siete presupuestos, los más de US$6,400 millones de dólares derrochados en
subsidio eléctrico, en los últimos seis años, sin que se conozca, ni se le
preste a la nación una auditoría forense de este estropicio con los recursos
públicos.
Defenderán los títeres las
causas que les pauten sus saltimbanquis, sin reparar en los riesgos de esta
estatización grosera de la economía, perderán de vista la incompetencia económica,
monetaria y financiera, que supone el alto nivel de endeudamiento del estado
con la banca, con los fondos de pensiones, con los generadores eléctricos y de
los intereses de los papeles emitidos por el Banco Central.
Servirá este diálogo para el
borrón de las cuentas viejas, que deberían aclarar, antes, los protagonistas de
esta felonía democrática. Los mismos que
nos han convertido en exportadores de metales robados, en importadores de Café
y Azúcar y en importadores, sin remedios, de ropa usada.
Quedará fuera del diálogo la
pérdida de nuestras marcas nacionales, en las cervezas, los rones, los
cigarrillos, con las ventas de las empresas emblemáticas, cuya
desnacionalización agrega más de 3,000 despidos a la destrucción de 260,000
empleos, que se ha producido con esta aspiradora fiscal, en los últimos siete
años.
Seguiremos pregonando los
éxitos de una inversión extranjera que se guarda en cofre, que solo genera
riquezas para exportar y producir agregados en sus países de origen. Una plantilla de empresas mineras,
telefónicas, de combustibles, eléctricas, portuarias y aeroportuarias, cuyos
beneficios y utilidades sirven para crear empresas en otros países.
Volveremos a dialogar al margen
de los intereses generales de la nación, iremos, de nuevo, al Gólgota
impositivo, al lugar de las calaveras, donde toda esta depredación fiscal y
ecológica quedará sin sanción.
Peregrinaremos en la casa de
Anás y Caifá, con el objetivo de pactar las mismas conjuras y sinecuras: Matar
a Jesús y quedarse con la sucesión, imputaremos a Judas y a Pilatos, para que
nadie responda por su crimen.
Santo Domingo, D. N.
3 de Septiembre, 2012.-
No hay comentarios.:
Publicar un comentario