Quedaba clara la torpeza del
Sistema de Enseñanza frente a la mejora fiscal del 4%. Ni la Ministra, ni los profesores reconocían
mérito en la voz ajena. Reiteraban ese
conflicto entre bandos, que parpadea, vacila y palidece de obstáculos en
obstáculos, como segunda naturaleza del trampolín de una lucha que desnuda hoy
la cobardía de los héroes de ayer.
Comprendemos en esta gresca,
de doña Florinda con don Ramón, la supresión de asignaturas que construían
valores éticos, en las escuelas, colegios y universidades. A través de ellas los estudiantes se
descubrían como sujetos forjadores de la dignidad, tanto de sus derechos como
de sus deberes cívicos y democráticos.
Es en el aula donde el
alumno aprende a edificar y a proteger los valores productivos de su vida. Por ello, los administradores del sistema,
los maestros, los padres y el Estado deberían evitar esta profanación de la
vida educativa.
Sienten los profesores la
privación de algo al cual tenían derecho a recibir. Inician, por tanto, el recorrido emocional de
su indignación contra la cólera de la Ministra que, ni el Profesor Jirafales
impedía su venganza. Esto cierra todos
los espacios para el lenguaje entre estos bandos. Dos facciones que se aprovechan de la lucha
de otros para gastar, injustamente, los impuestos de todos.
Piensan, profesores y la
Ministra, que es una agresión a lo suyo, tanto la demanda como la oferta de
aumento de salario, cuando el daño real lo reciben los alumnos.
Carecen de lucidez en sus
criterios de previsión y de las consecuencias de sus actos privados. Por ello, omiten los efectos nocivos de su
degradación institucional y democrática, cuando se reducen en objeto de sus propios
sujetos, al dirimir sus conflictos en los predios de unas Universidad Privada.
¡Chanfle!¡Entraba el Chavo
al barril! Otra versión optimista de la estupidez política y democrática de
nuestro Sistema de Enseñanza. Una vez
más se confunde el punto de partida con el de llegada. Desconocen las ideas previas de esta nueva
realidad fiscal. Se deciden por la
guerra como estado natural. Frente a un
modelo presupuestario egoísta ejecutan la estrategia de librarse de la opresión
del enemigo.
Evaluar la economía de la
política del sistema de enseñanza sería
un disparate, ya que, por décadas, ha sido incapaz de realizar las operaciones
pedagógicas y didácticas formales que mejoren nuestros resultados educativos.
Esgrimen los profesores y la
Ministra sus razones, sin razonar en sus compromisos y responsabilidades con
los alumnos. Olvidan que estas
suspensiones de la docencia son la prueba incontestable del razonamiento ciego
y del descrédito que sufre el aprendizaje, a todos los niveles del Sistema de
Enseñanza.
Pierden de vista que, con
sus intereses utilitarios por las cosas, desmedran la vigorosa motivación y los
valores afectivos profundos que requieren los estudiantes, para alcanzar ese
pensamiento formal. Con el cual vencen
su egocentrismo inicial. Aunque maestros
y autoridades naufragan en la misma egolatría pedagógica.
Destruye esta incertidumbre
educativa la inteligencia interpersonal de los alumnos. Esa pasión que les orienta hacia
transacciones con el mundo de la escuela.
Aquellas que se sustentan en compartir y participar de las creencias y
suposiciones de cómo funcionan sus mentes.
Sentimos mucha pena, por
descubrir que esta fría lógica de hundir la educación, surja de los ardores de
los corazones de maestros y autoridades quienes dicen seguir las enseñanzas de
Hostos y de Salome Ureña.
Santo Domingo, D. N.
30 de Abril, 2013.-
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