Vamos a la política con tres premisas básicas: Para contar historia, hacer historia o cambiar la historia. Fidel Castro Rus hizo historia en Cuba y en el mundo con la llamada y auto proclamada Revolución Cubana, de corte socialista. Pudo hacer historia movilizando sentimientos, deseos, creencias y las necesidades de propios y extraños, con el único propósito de hacer predecible el comportamiento de los demás.
Muere controlando las posibilidades de la población y de la sociedad cubana, a partir de la construcción dilatada en tiempo, de un Capital social, cultural y político desprovisto de una inteligencia social crítica. Es esa rigidez la que ha impedido la fuerza histórica de su pensamiento y acción política. Aquí está el talón de Aquiles y la eficacia del régimen, en el diseño de un Estado y una Sociedad Estalinista, donde el Estado es el Emperador.
Crea un Estado Socialista con súbditos, sin una clase obrera y sin la dialéctica social, política y cultural que supone un Estado y una Sociedad Socialista, donde la única eternidad es la contradicción. En Cuba la dominación sustituye la contradicción como base del desarrollo político, cultural y social.
Despoja a Cuba de la máxima socialista de que, cada quien de acuerdo a su capacidad, en lugar de su necesidad, pero también de la divisa comunista; de cada quien de acuerdo a su necesidad, en lugar de su capacidad. Ni uno ni lo otro, aplica para la sociedad o para la población cubana. Se instaura una casta de poder político y social como naturaleza política del Estado Cubano. Es el Partido Comunista Cubano el dueño absoluto del Estado, de las fuerzas de seguridad, de los cuerpos policiales y de todas las instituciones cubanas.
Sustituye el Estado de Derecho, por el Orden Público de Estado, desde doctrina de que la seguridad y la protección del Estado, domina y controla la dignidad y la libertad de todos los ciudadanos. La demanda de seguridad y protección ciudadana estarán sujetas las necesidades omnipotentes que tenga el Estado Cubano, que es lo mismo que el Partido Comunista Cubano.
Pensar en la inspiración de Carlos Marx en el modelo cubano es verdaderamente una tragedia, pues las necesidades de salud, educación, nutrición, techo y descanso forman parte de una oferta de Estado, precedida de la publicidad, la propaganda, las relaciones públicas y la promoción de la figura de Fidel y de su régimen. Es la quinta esencia pura y dura de un modelo Estalinista en el Caribe.
Cambiar este modelo de poder político, conlleva la creación por parte del pueblo y la sociedad cubana, de un capital político, social y cultural que rivalice, apoyado con una inteligencia social crítica, con el modelo monárquico de poder, en que ha devenido el poder político y social cubano. Ver al socialismo del Siglo XXI, como se le llama desde Venezuela, Ecuador, Nicaragua, Bolivia y otros países, devenir en una monarquía impresentable, es un salto que, en lugar de ser dialéctica, es un viaje solemne al disparate político.
miércoles, 14 de diciembre de 2016
FIDEL Y STALIN EN LA MONARQUIA CUBANA (POR FERNANDO SIBILIO)
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